Nº 12 / Todo lo que nos sobra (Sermones de Óscar)

Todo lo que nos sobra 3Uno, los ojos. Hay que sacarlos de ahí como sea, y un buen sitio para llevarlos puede ser a las manos, cada uno en la palma de una mano, por ejemplo, así que, para dejar de ver, en lugar de bajar los párpados, doblaríamos los dedos. Bien. Seguimos.

Dos. Las orejas, a los sobacos.

Tres. La nariz, al centro del pecho.

Cuatro. La boca, a la ingle, acompañando a su par.

Claro que entonces ya me diréis qué pinta el cerebro abandonado en la cabeza, por llamarle todavía así a esa excrecencia. Definitivamente, no tiene sentido hacer las cosas a medias. Llegados a este punto, mejor ser radical.

Cinco. El cerebro, se encaja entre los pulmones.

Seis. Los brazos y las piernas, suprimidos.

Perfecto. Hemos convertido el cuerpo en una bola de carne. La movilidad ahora, a la fuerza ahorcan, tendría que ser por rodamiento y, si hiciese falta, por salto y torsión.

Claro que, siendo así, habría que repensar todo lo que se acaba de hacer con las cosas de la cabeza. Pero, bien mirado, la solución no sería difícil: boca, ojos, nariz y orejas, en un número variable y pendiente de determinar, se pueden dispersar alrededor de los dos ejes de giro aunque, eso sí, a una distancia razonable de la zona de rozamiento con el suelo.

De todas formas, pensándolo bien, ¿quién necesita todo eso? Porque, en realidad,  basta con asegurar algún sistema de alimentación y para eso puede ser suficiente con tener un barredor de restos orgánicos del suelo. ¿Cómo? Pues tapizando la piel, en la zona de contacto con la superficie, con células del aparato digestivo apropiadas a la funcionalidad exigida: así el rodar se convertiría en una especie de pacer, indiferente a casi todo.

Y ya está, problema resuelto. Quedan algunos detalles pero, en lo esencial, he ahí el nuevo ser en el que conviene convertirse para evitar toda ese agotamiento de sonidos, visiones, sabores, olores, cada uno exigiendo ser sentido, interpretado, deseado o evitado. Mucho mejor así, liberados por fin de tanto sobresalto. ¿Algo aburrido, quizás? Obviamente, pero ya sabíais que no se puede tener todo en la vida, ¿no?

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